***
Fernando Trueba retoma los personajes y el reparto de La niña de tus ojos. Repiten Penélope Cruz, Antonio Resines, Rosa María Sardà, Jorge Sanz, Loles León, Neus Asensi y Santiago Segura, entre otros. Se incorporan a su troupe, Javier Cámara, Chino Darín, (hijo de Ricardo) y dos de los actores de La princesa prometida (Cary Elwes y Mandy Patinkin).
En los años 50, unos productores norteamericanos ruedan en España una película sobre la reina Isabel La Católica interpretada por una actriz española internacional. El rodaje reúne a algunos de los actores y técnicos que filmaron en Alemania en el pasado así como a su antiguo director que fue encerrado en Matthausen.
El filme sigue una estructura similar a la de la anterior entrega aunque esta vez resulta algo más amarga y la comedia tarda en aparecer. Es lógico ya que está ambientada en la oscura época del franquismo, está reciente el horror nazi y en EEUU McCarthy ha emprendido su cruzada contra los comunistas.
Destaca por su tono nostálgico y por sus continuos guiños cinéfilos que solo apreciaran los más aficionados al séptimo arte. El más claro, el del director norteamericano de origen irlandés y tuerto que se llama John Scott y que es un trasunto de John Ford.
Es básicamente una película coral, berlanguiana, repleta de personajes y cameos aunque Penélope brilla con luz propia. También es apetecible recuperar en la pantalla grande a gente que no veíamos hace tiempo como Ana Belén, entre otros.
Se abre con unas insólitas imágenes de un No-Do en color!! También destaca una escena en la que Penélope comparte una secuencia con un joven Kirk Douglas.
El personaje que interpreta Pe es una actriz española que ha triunfado en Hollywood e incluso ha ganado un Oscar. Real como la vida misma.
Es una película que podría, perfectamente, haber sido rodada a continuación de La niña de tus ojos, y es un tipo de filme que ya no se hace en nuestro país tanto por holgura de presupuesto como por interminable reparto.
Aparece Francisco Franco y no es dibujado casi como un abuelito entrañable sino como un tipo amenazante y peligroso. La última frase de Penélope en su conversación con él es para levantarse y aplaudir.
No es superior al original pero sí una buena oportunidad de recuperar a unos actores y un tipo de cine en vías de extinción y una gozada para los cinéfilos.